La tolerancia

La semana pasada en nuestro blog hablamos sobre el perdón empresarial como una referencia a una propuesta que había hecho un candidato presidencial hablando de perdón social. Se puede estar de acuerdo o desacuerdo con una u otra propuesta, eso no quiere decir que sea partidario o no de ese candidato, no creo que alguien que sea seguidor de cualquiera de ellos esté 100% de acuerdo con todo lo que proponen, además que se ha demostrado que quien quede no va a cumplir con todo lo que propone. Independientemente de las propuestas, se puede hacer un debate con respeto sobre las mismas, pero tal es el nivel de polarización que esto es imposible. Y no solo en Colombia, esto es un fenómeno mundial, exceptuando los países que son prácticamente una autocracia, no los voy a mencionar porque nuevamente me meto en problemas. Tampoco se quiere volver esto un espacio de opinión política, es un espacio de opinión empresarial, lo que pasa es que muchos temas de actualidad dan pie para llevarlos al campo empresarial, son buenas lecciones de lo que se debería o no hacer, la verdad es que la mayor parte son las que no.

Pero al hacer la referencia a este caso del candidato del «perdón social», una persona me escribió, seguramente afín a este personaje, reclamándome que yo estaba promulgando ideas del otro extremo de este candidato. A este punto hemos llegado que ya no se puede decir que se está en acuerdo o desacuerdo con algo porque ya se es estigmatizado y por consiguiente bloqueado. Vivimos en una constante intolerancia, tan pronto escuchamos algo contrario a nuestras creencias reaccionamos, a veces con violencia, y no somos capaces de respetar las posiciones y opiniones de los demás sino que de una vez las atacamos y hasta nos sentimos ofendidos. Es nuestra realidad, y en vez de tratar de cambiarla, cada día se le echa más leña al fuego, y de esto todos somos culpables. En el campo social tenemos que convivir con ello, y hasta ya nos acostumbramos, desde que no rompa ninguna ley, la intolerancia se ha vuelto un estilo de vida. Se puede insultar, hacer bullying, de todo prácticamente hasta ir a los límites de las leyes.

Pero en el ambiente empresarial y los negocios es a otro precio, cada compañía tiene su código de ética y conducta, y claramente estos actos de intolerancia son inaceptables. El respeto es algo de lo que más se hace hincapié y no es negociable, se conocen muchos casos de despidos justificados por este motivo. Creo que por esto se volvió tan vigente el término de Inteligencia Emocional, que a grandes rasgos es ser conscientes de las emociones propias, del contexto en donde se está, y de actuar en concordancia a este. Esta «competencia» como la llaman, se volvió indispensable para que se pueda tener una exitosa vida laboral y también empresarial. Saber como comportarse en cada situación es casi un «arte» que no todos dominan, y generalmente los que lo saben hacer son los que más tienen opciones de triunfar en estos entornos. Lo increíble es que muchas personas que se comportan de una manera «correcta» en el ambiente empresarial, son totalmente diferentes en su contexto social, no se reconocería una con otra. Una sátira a esto lo vi hace poco en una serie de TV +, en donde una empresa, de manera totalmente voluntaria, le ofrecía a las personas la posibilidad de trabajar, pero para hacerlo les implantaba un chip en la cabeza que lo que hacía es que desconectara totalmente lo que pasaba dentro de la empresa con lo que era la persona afuera de ella. Ninguna persona se podía acordar quien era por fuera de la organización, y sus comportamientos eran totalmente independientes, era como tener dos personas totalmente diferentes. Esto parecería llegar ya a medidas extremas, pero a veces la realidad supera a la ficción.

Tal vez deberíamos aplicar más lo que se ve en estos ambientes laborales y empresariales, que así se deba ejercer una tolerancia obligada por las posibles consecuencias, esto hace que se pueda tener un ambiente donde se puede trabajar en tranquilidad y con respeto. Esto ayuda a que las personas se concentren en cumplir sus objetivos, y por consiguiente los de la organización.

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