Toma de decisiones

Todos los días estamos ante alguna situación en donde hay que tomar una decisión, en el campo laboral, personal, en nuestros negocios. Y son de cualquier tipo de complejidad, desde qué ropa ponernos, qué hacer de desayuno, hasta otras más relevantes que pueden cambiar muchas cosas. Comúnmente el proceso para tomar una decisión es muy similar para una variedad de situaciones, se comienza recopilando la información disponible, se tratan de completar los datos faltantes que sean relevantes, luego se analizan, si es posible se contemplan los pro y los contra de diferentes escenarios, teniendo en cuenta el costo de oportunidad de cada uno, y finalmente se toma la decisión que traiga los mayores beneficios.

El tiempo y la complejidad de este proceso varía mucho dependiendo de la importancia de la decisión, si son situaciones que no conlleven a consecuencias relevantes, se simplifican mucho los pasos y a veces se hace casi automáticamente. Lo contrario sucede cuando lo que está en juego es más importante, tanto el tiempo como el proceso se puede alargar, a veces más de lo que uno quisiera. Otro factor que le agrega complejidad al proceso es el de la cantidad de personas involucradas, entre mayor sea el número es probable que puedan alargarse y espesarse los pasos. También depende mucho del tipo de personas, hay unas más impulsivas, con una baja aversión al riesgo, que pueden tomar una decisión fácilmente sin pensarlo tanto, en cambio hay otras que le gusta sobre pensar todo y analizarlo varias veces antes de decidirse, a veces hasta les cuesta hacerlo y prefieren aplazarlo, típicos casos de procrastinación.

Un aspecto interesante a tener en cuenta es el de os sentimientos y las emociones. Los primeros son más duraderos, inciden sobre la actitud que tomamos ante diferentes situaciones. Las emociones son más de corto plazo, son reactivas, y si no se controlan pueden que lleguemos a ser impulsivos. Lo que recomiendan para este aspecto es controlar las emociones y gerenciar los sentimientos, con esto se pueda aumentar la posibilidad que la decisión se tome más objetivamente, pero teniendo en cuenta lo que se siente acerca del proceso y de las consecuencias. En este sentido vuelve a tomar gran relevancia la inteligencia emocional, que hace que seamos conscientes de las emociones y sentimientos de cada situación, del contexto en donde están pasando y nos permite controlarlas y administrarlas para poder actuar de la manera más adecuada.

El último factor importante a tener en cuenta cuando se toman decisiones es el de la responsabilidad, al momento de definir un curso de acción es indispensable determinar quien o quienes deben asumir las consecuencias (porsitivas o negativas) de hacerlo, no con el fin de hacer posteriores señalamientos sino para que se pueda actual de una manera ágil en el caso que haya que hacer alguna modificación, corrección, o se genere alguna aportunidad y pueda ser aprovechada.

La toma de decisiones es un proceso cotidiano y afecta todas las dimensiones de nuestras vidas, en la medida que seamos conscientes del proceso que involucra y de los factores que intervienen, permitirá que las tomemos de una mejor manera, o por lo menos saber por qué lo hicimos, eso nos ahorrará muchos problemas.

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