No había tenido la oportunidad de ver la película de Elvis Presley que habla de la vida de él, desde sus inicios, y como se convirtió en el ícono que todavía es. Una de las cosas más interesantes de lo que muestra es la relación con su representante y acá se puede ver perfectamente todo lo bueno que puede ser un gran mentor, pero a la vez también se observa todo lo malo que puede llegar a ser uno no tan bueno.
El Coronel, su representante, estuvo casi desde el comienzo de su carrera hasta su final, que también fue el final de su vida. Desde que lo vio por primera vez, el Coronel pudo observar todo el potencial que tenía y lo guió para que lo desarrollara y creciera convirtiéndose no solo en un artista local sino en uno nacional. Hizo lo que un mentor debería hacer, mostrarle el camino, dejar que tomara sus decisiones, pero aconsejándole sobre cuáles podrían ser mejores que otras. En esta etapa la experiencia y el conocimiento de Coronel fueron fundamentales para potencializar el talento innato de Elvis, llevándolo a ser una estrella en muy corto tiempo. Tenía los contactos adecuados, sabía cuál era el proceso a seguir, los tiempos y etapas a cumplir y cómo ayudarlo a superar los obstáculos que se presentaban. Pero lo que muestran también es que el Coronel tenía experiencia manejando artistas pequeños, nada en comparación con o que era este monstruo mediático. En este momento fue donde empezaron los problemas, la carrera de Elvis se estancó y esto fue en gran parte porque su representante no tenía el conocimiento para saber cuál debería ser su siguiente etapa. En estos casos lo que debería hacer un buen mentor, es tener la humildad para reconocer que no cuenta con lo que se necesita para seguir guiando a su mentee, y aconsejarlo para que busque otro que tenga el conocimiento y la experiencia para acompañarlo en esta nueva etapa de su vida profesional. Y en la película se ve que Elvis alcanzó a buscar esta nueva guía, y hasta la encontró, pero el Coronel hizo lo que no debería hacer un mentor y pensó más en su propio beneficio que el de su mentee. Al estar endeudado y no tener otras fuentes de ingreso hizo hasta lo imposible para no dejarlo ir. Lo manipulaba, lo hacía sentir mal, ponía su entorno familiar mal con el fin de presionarlo, y hasta lo llegó a amenazar con demandarlo para hacerlo a continuar con él y seguir haciendo lo que é quería. Y lo triste es que al final lo consiguió, Elvis no pudo intentar hacer algo diferente porque su ahora mal mentor no tuvo la grandeza para permitirlo , y la estrella estaba tan inmerso dentro de la influencia del Coronel que no fue capaz de tomar la decisión final de liberarse de esa relación tan tóxica que se había convertido.
Aún así, el talento de este personaje era tan inmenso que sin salir de Estados Unidos, se convirtió en una estrella e ídolo a nivel mundial. Las personas viajaban a Las Vegas solo por verlo. Quién sabe que habría pasado si hubiera salido de esa jaula, hasta a donde habría llegado, si también hubiera influido para mejorar los problemas que tenía en su vida personal. Es una lástima no poder saberlo porque realmente se fue muy joven, solamente tenía 42 años cuando murió, tenía toda una carrera y vida por delante.
Por esto es muy importante el match entre mentor y mentee, tener esta alineación es crucial para el desarrollo del segundo y para el buen desempeño del primero. Pero este match es dinámico, el mentee puede llegar a un punto en donde no siga creciendo y necesite otro tipo de mentor para seguir haciéndolo. Desde el principio tiene que haber unas reglas claras, un contrato que estipule este tipo de cosas, hasta donde se quiere llegar, unos indicadores que puedan medir el desarrollo, y ciertamente poner límites para poder definir cuándo se puede finalizar la relación. Si no se tiene todo esto claro, puede pasar lo que le pasó a nuestro protagonista y que se empiece a priorizar las necesidades de una u otra parte y no el proceso de mentoría en sí mismo. Cuando esto pase alguna de las dos partes sale perdiendo, desafortunadamente en el caso de nuestra historia fue el que no queríamos que perdiera.
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